Oleajes


No sé por qué el vino se espesa en este vaso
y el fuego tiene rostros esta noche
en la que quiero hablar contigo
de nosotros.
H. DS.


Oleajes


Te reconozco aún en lo mío 
en estas cosas trece años más gastadas 
más solas sin los significados 
que se quebraban en tu boca 
cuando era tan fácil darle vida a la ciudad 
y habitarla de besos. 

Hoy me hallas otra vez prisionera de tu risa 
servida en esta copa 
con algo de cerveza lager y mar burbujeante de recuentos 
embriagados,
minuciosamente de uno en uno 
como se suele hacer con los nombres 
que se declaran en los para siempre . 

Si supieras... 
- y a veces creo que lo sabes - 
lo que son estas calles para la memoria, 
o las nubes con forma de letra arañando las respuestas 
o la palabra que soy bajo tus párpados. 

Por eso no es extraño que vuelvas 
como oleaje fresco a ser presente 
y te recites en un nuevo pacto 
insistiendo que tú eres el olvidable y no yo... 
si sólo fuera cuestión de cerrar los ojos 
e intentarlo. 

Lo sabes, 
no se quieren olvidos cuando es inevitable 
refugiarse en el amor que nos otorga la mirada


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