hasta hacerte mujer de pulpa y grana
para, al besar tu piel, decir tu nombre.
H. DS.
Eres mi ciudad
Una ciudad que despierta a la utopía,
ahí donde eres, único yo amado
con tu canto lumínico anhelado,
hacedor de mi asombro y poesía.
Tu pecho es mi Laponia, melodía
del sol que en su descanso enamorado
reaviva el abrazo tan ansiado
que imagino en mil formas cada día.
Y te busco ciudad en obra humana
para salir a andar por la mañana
nuestros nombres regados de rocío
con la tierra en la tierra del estío
o en el tiempo del tiempo de tu boca
sintiendo que es mi hombre quien me toca.
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