Breves Inmortales
Mira por un momento estas alturas
justo aquí donde asoma la niñez
y una eternidad de ramas,
a nada semejante,
es eco milenario de piñones.
justo aquí donde asoma la niñez
y una eternidad de ramas,
a nada semejante,
es eco milenario de piñones.
Mira cómo la sombra escampa
con la extensión paciente de sus brazos.
Cómo crecen el alma, los pehuenes,
y se puebla de voces el silencio.
Lo cierto es que se oye doblegar
al miedo en su terrible verde
y resulta que, a veces, ansiaría
tan solo un poco
de su resquebrajada indiferencia
al tiempo,
para así imaginar
cómo suena la muerte cuando huye.
¿Quién podría negar belleza
en esta lentitud tan obstinada?
Mira, solo un instante hacia lo alto
y sé respiración, araucaria decidida
como cuando se ama
y te preguntas:
¿Habrá algo más cercano a este sentirse
habitados de inmortalidad?
habitados de inmortalidad?
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