En esta noche nuestra de palpito callado
invento soledades en el vino.
Asgo tu mano y en mi pecho
te descubro poema coincidente
del abrazo a través de las montañas
bajo las sábanas y en este cuarto
que estrecha sucedáneo el húmedo
trasluz de tu ciudad portuaria y gris.
Miro retrospectivamentemis adioses de versos en la nieblaque se embrean en tus contornosde sur estatutario. Sin respuestasa cada ausencia, a cada campanadaenmudecida,no sé si voy o vengo de regreso.
Y ya no sé si duermo mientras duermeso vamos juntos a soñar a las aurorasen esta cama amanecida
o simplemente sueño al compásde los durmientes de los trenesque alargan el ocaso.