Entre nosotros




Hubo un tiempo de rostros en la espera
en que la luz podía despertarse,
bajo el conjuro herido de la tarde,
con el canto de un pájaro de niebla.
 
Hubo un tiempo en que mayo y la promesa
de los abecedarios fueron Madre
y cuenco de pretéritos lugares,
para inventar silencios en las piedras.

Hubo un tiempo al compás del propio tiempo
que quedó atrapado en un lugar
a la mitad del mar de los sargazos.

Hubo, en fin, de pretérito perfecto,
un final impensado en el umbral
de los inicios, que quedó temblando

entre nosotros.

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